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domingo, 4 de octubre de 2009

La Amistad

La concepción que niños/as tienen de los amigos/as y de la amistad en estos años evoluciona siguiendo varias tendencias:
Al principio se basan en características concretas ligadas a la actividad y más adelante la concepción de amistad se basa en disposiciones más internas y abstractas de las personas ligadas al vínculo de amistad, en compartir intereses comunes, así como tener personalidades que se agraden mutuamente.
La idea de amistad que se da en los primeros años se basa en interacciones momentáneas a otras que trascienden en el tiempo.
Por último, esta noción de amistad en el primer momento es unidireccional, basado en intereses parciales, a otras en la que se toma en consideración la satisfacción para todos los implicados.
A continuación mostramos una posible batería de preguntas:
¿Quién es tu amigo/a?
¿Cómo es tu amigo/a? Cuéntame algo sobre él/ella.
¿Por qué es tu amigo?
¿Cómo sabes que éste es tu amigo?
¿Cómo llegan dos niños a ser amigos?
¿Es fácil o difícil hacer amigos?
¿Cualquier niño puede ser tu amigo?
¿Por qué sabes que dos niños son amigos?
Tomando como referencia a Robert Selman, investigador que ha ajustado su enfoque teórico y estilo de investigación del psicólogo suizo Jean Piaget. Basándonos en su obra es posible identificar dos estadios:
*Los niños/as de Infantil consideran a los amigos como compañeros físicos y provisionales de juego. Estos no poseen una concepción clara acerca de una relación duradera. Por otra parte a estas edades sólo tienen en cuenta atributos físicos y actividades de compañeros de juego dejando a un lado los atributos psicológicos. Posibles ejemplos de este estadio: me junto con María porque juega conmigo, me junto con Pablo porque es moreno como yo…
*Los niños/as de Primaria en cambio consideran que las amistades cerradas suponen participación íntima y mutua. En este estadio consideran la amistad como una relación que se va formando durante un período de tiempo. Son conscientes que para conseguir fines, tienen que ser psicológicamente compatibles. Posibles ejemplos en este estadio: a la pregunta por qué es tu amigo, suelen responder porque me ayuda en lo bueno y en lo menos bueno, o bien porque me llevo bien con él.
Para los más pequeños el concepto de intimidad se entiende como aquello que puedes hacer más con un amigo que con otro (siempre estamos juntos, jugamos al baloncesto todos los días…), es decir la amistad se mide en términos cuantitativos. Los niños de corta edad no pueden reflexionar sobre la naturaleza especial de tales amistades.
La naturaleza de la intimidad está definida en cuanto al grado de comprensión que se ha establecido entre dos amigos. Aquél en el que se confían los pensamientos, los sentimientos personales y también preocupación acerca del bienestar del otro.
En el segundo estadio correspondiente a la etapa de Primaria nos encontramos dos bloques: el primer período de seis a ocho años. Los niños de estas edades conciben la amistad como una asistencia o apoyo unidireccional. Un amigo es una persona que realiza cosas que nos complace, de acuerdo con ello, los amigos han de darse cuenta de lo que nos gusta y nos desagrada. En este estadio no existe aún toma de conciencia acerca de la naturaleza recíproca de la amistad. Más adelante entre los nueve y doce años es concebida como bidireccional en el que cada amigo ha de adaptarse a las necesidades del otro.
Así pues, Harry Stack Selman describe una escala progresiva del niño/a para asumir el punto de vista del otro. Si bien los niños de corta edad creen que cualquier persona ve los objetos físicos del mismo modo que ellos lo ven, debido a la etapa psicoevolutiva en la cual se encuentra. Conforme van creciendo llegan a reconocer que distintas personan ven diferentes modos un mismo objeto.
Una progresión análoga tiene lugar en el dominio de la comprensión social. En un primer período los pequeños consideran la amistad unidireccional y egocéntrica. Más adelante pueden ponerse en el punto de vista de los demás. Así pues el desarrollo de la capacidad para asumir el punto de vista de otra persona puede considerarse como una característica de la maduración cognoscitiva y de la maduración social.
En un segundo período existe un cambio desde considerar a los demás sólo como entidades físicas, hasta verlos también como entidades psicológicas. Cuando se hacen mayores comienzan a complementar tales descripciones concretas con conceptos abstractos que se refieren a disposiciones del comportamiento.
En tercer lugar, las concepciones del niño acerca de la amistad reflejan un cambio, desde considerar a las relaciones sociales como interacciones de momento, a verlos como sistemas sociales que perduran durante un cierto período de tiempo.
Según Erving Goffman, los niños/as de Infantil conciben su trato con otros únicamente como encuentros, mientras que los niños de Primaria son capaces de concebirlos como relaciones.
Estos tres progresos en el desarrollo tienen un tema básico en común: existe un cambio de enfoque, desde características observables aquí y ahora de las personas y sus comportamientos a cualidades inferidos y subyacentes. Estos avances en la comprensión social resultan posibles en parte por el desarrollo intelectual, pero no exclusivamente, aunque otra posibilidad es que se trate sobre todo de una cuestión de aprendizaje cultural, a partir de los modelos y las fórmulas proporcionadas por adultos, niños mayores y los medios de comunicación de masas (prensa, radio, televisión e internet). No obstante la mayoría de los psicólogos/as del desarrollo opinan que la cultura no es la principal arquitectura de la comprensión social del niño. De acuerdo con esta consideración constructiva mantenida tanto por Jean Piaget como por Harry Stack Sullivan, los niños/as elaboran por sí mismo sus relaciones sociales tan sólo a base de sus encuentros reales con los demás a través de sus interacciones con compañeros descubren que otros niños son semejantes a ellos en algunos aspectos y distintos en otros.
Para terminar citar una de las grandes frases de Aristóteles:
“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”.
Bibliografía:
Moreno, Mª C. (1999). Desarrollo y conducta social de los dos a los seis años. Madrid: Alianza.
Moreno, Mª C. (1999). Desarrollo y conducta social de los seis a la adolescencia. Madrid: Alianza.
Coll, C. y otros (1992). Desarrollo psicológico y educación. Madrid: Alianza.
Rubin, Z. (1981). Amistades infantiles. Madrid: Morata